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¿Por qué todo el mundo habla de la ESG?

El concepto ESG (acrónimo de las palabras Environmental, Social and Governance) está cogiendo mucha fuerza en los últimos meses en la gestión empresarial. Analizamos sus causas.

ESG engloba todos los conceptos que integran la estrategia de sostenibilidad de una organización. ESG requiere identificar los impactos positivos y negativos que la actividad de una organización genera sobre el medio ambiente y las personas, con el objetivo de potenciar aquellos que son positivos y minimizar los negativos. No se trata únicamente de obtener el máximo beneficio económico posible, sino de demostrar un compromiso social y ambiental.

¿Qué está cambiando?

Los grupos de interés implicados con una organización (proveedores, clientes, plantilla, comunidad local, etc.) están cada vez más sensibilizados con la sostenibilidad y adoptan un rol más importante y transcendente en las decisiones estratégicas de las compañías. Este nuevo enfoque está forzando que las organizaciones cambien su mentalidad y se comprometan a dar respuesta a los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad.

Los consumidores cada vez más premian productos o servicios de proximidad, con un bajo impacto ambiental, ecológicos, etc. y que se hayan fabricado en condiciones de respeto de los derechos humanos.

Los inversores priorizan organizaciones comprometidas con la sostenibilidad, que no supongan un riesgo para el medio ambiente o la sociedad.

El personal de las organizaciones no solo busca una retribución justa, sino que valora el buen clima laboral, la posibilidad de conciliar la vida familiar, personal y laboral, un entorno de trabajo seguro y con bienestar, etc.

Las administraciones públicas no paran de legislar nuevas obligaciones para las empresas en materia de sostenibilidad.

Vivimos, sin duda, en un período de tsunami regulatorio

Esta presión de los grupos de interés está impulsando que las organizaciones comiencen a incorporar la ESG en su estrategia empresarial y que la extiendan a lo largo de su cadena de valor. Así, muchas pymes están recibiendo continuos mensajes de los clientes o de otros grupos de interés para que reduzcan la huella de carbono, apliquen políticas de igualdad en el entorno laboral, valoricen los residuos generados, actúen de forma íntegra y responsable, etc. Es decir, están pidiendo qué se empiece a caminar y que se incorpore la ESG dentro del modelo de negocio. Para desplegar la estrategia de sostenibilidad se dispone de varios modelos de referencia que pueden servir de guía a las empresas: la Agenda 2030, normas ISO, etc.

El mercado también valora que las organizaciones sean transparentes y reporten sus impactos y logros en ESG. Así, surge la necesidad de disponer de indicadores que nos permitan conocer y gestionar los aspectos más relevantes de la sostenibilidad y que esta información sea puesta en conocimiento de los grupos de interés.

Las organizaciones deben ver la ESG como una oportunidad, no como una obligación. Por supuesto que debemos estar al día de nuestras obligaciones legales, pero las empresas líderes van más allá: identifican y analizan sus riesgos y establecen objetivos y planes de acción para que sus prácticas sean más sostenibles. Solo aquellas que incorporen la ESG en su estrategia empresarial estarán dando respuesta a sus grupos de interés y podrán competir en un mercado tan exigente como el que tenemos.