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Buscando inversiones sostenibles

El dinero entra de lleno en la sostenibilidad. Los inversores/creditores priorizan proyectos y empresas que sean sostenibles ¿tu organización está preparada?

Una organización sostenible es aquella que no se centra únicamente en maximizar sus beneficios económicos, sino que también se preocupa por el medio ambiente y las personas. La realidad es que todas las compañías están llevando a cabo iniciativas alineadas con la sostenibilidad, aunque en algunos casos lo desconozcan o no estén debidamente sistematizadas y estructuradas. Así, por ejemplo, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la elaboración de un plan de igualdad, la introducción de medidas de conciliación de la vida laboral y personal, la mitigación de los riesgos penales, la acción social en la comunidad o en el entorno local, la incorporación de materiales reciclados, la reducción del plástico, etc. son actuaciones que podemos catalogar como sostenibles.

La Unión Europea se ha fijado como reto la neutralidad climática en el año 2050, es decir, que desaparezcan las emisiones netas de gases de efecto invernadero en nuestro continente. Este ambicioso reto de descarbonización requiere fuertes inversiones y la Unión Europea está priorizando la asignación de importantes recursos económicos a proyectos y actividades orientadas a mitigar o adaptarse al cambio climático. Este mismo razonamiento también aplica a otros objetivos ambientales como la protección y la recuperación de la biodiversidad, el uso sostenible de recursos hídricos y marinos, la economía circular y la prevención y control de la contaminación. Fruto de todo ello, surge un nuevo concepto, lo que se denomina inversión sostenible.

Una inversión sostenible trata de tomar decisiones de inversión basadas en ratios que sean competitivos de rentabilidad financiera, pero a su vez, tengan un impacto positivo en el medioambiente y la sociedad en general.

Está claro que caminamos hacia un nuevo paradigma, donde la sostenibilidad difícilmente la podremos desligar de nuestras decisiones de inversión. Los inversores están priorizando la búsqueda de empresas sostenibles y ello está provocando que muchos empresarios o accionistas, que hasta ahora no tenían en cuenta la sostenibilidad, la vean ahora como un factor clave para construir sus modelos económico-financieros. Sin duda, aquellas organizaciones y proyectos que incorporen la palanca de la sostenibilidad en su estrategia conseguirán obtener una nueva capa de valor y, por consiguiente, serán más atractivas para sus accionistas, para futuros inversores y se posicionarán mejor en el mercado financiero.

Uno de los aspectos clave que actualmente quiere conocer un nuevo inversor o prestamista es: cómo saber el nivel de sostenibilidad con el que debe cumplir una organización.

La Unión Europea ha establecido un indicador para que las organizaciones calculen su nivel de sostenibilidad. Este indicador se conoce como TAXONOMÍA y su objetivo es determinar los porcentajes de facturación, de inversiones y de gastos de explotación que se consideran sostenibles de una organización. Eses decir, se ha definido un indicador que ayude a conseguir unos determinados objetivos ambientales. Aquellas organizaciones que están obligadas a reportar su información no financiera, según la Ley 11/2018, deberán incluir ahora la información sobre la taxonomía en sus memorias. Es una información que, como hemos dicho, formará parte de la toma de decisiones en el ámbito de inversión y financiación de potenciales inversores, instituciones financieras, fondos de capital riesgo, gestores de activos, compañías aseguradoras, administraciones públicas y otros agentes económicos comprometidos con la sostenibilidad.

La sostenibilidad, la inversión y la financiación se unen definitivamente de la mano. Sin duda, este es el empuje definitivo para que todas las organizaciones se impliquen en la construcción de un modelo económico más sostenible. En ECOGESA y BAKER TILLY hemos desarrollado una metodología que te ayudará a valorar cuan sostenible es tu organización y qué estrategia deberías seguir para posicionarla mejor, creando una nueva capa de valor.