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Planes de movilidad: una herramienta para ahorrar.

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Los desplazamientos de los trabajadores repercuten indirectamente en los gastos de las empresas. Los planes de movilidad, además de ser obligatorios para algunas empresas, pueden mejorar la productividad de las horas trabajadas, reducir las bajas laborales y generar un buen estado de ánimo entre los trabajadores.

En el actual modelo de movilidad laboral predominan los desplazamientos con vehículo privado ocupados por una única persona para llegar al lugar de trabajo. Esta práctica generalizada, ya sea a causa de la imposibilidad de acceder mediante transporte público como es el caso de los polígonos industriales situados lejos de las ciudades o por residir fuera de los núcleos urbanos,comportan para la empresas una serie de repercusiones incluso económicas.

Los efectos negativos de esta movilidad van desde un mayor número de accidentabilidad y por tanto bajas laborales, hasta pérdidas de horas de trabajo a causa de los atascos, estrés durante la conducción que se arrastra durante toda la jornada laboral, sedentarismo o pérdida de personal potencialmente preparado por no disponer de vehículo propio. Además si la empresa dispone de una flota de vehículos, deberá asumir un coste en aumento por consumo de combustible y disponer siempre de un espacio no productivo para el estacionamiento de los vehículos de empresa y de los trabajadores, por no mencionar los costes ambientales indirectos como es el malgasto energético o las emisiones equivalentes de CO2.

Los planes de movilidad de empresa son por tanto una herramienta de gestión que bien realizada aporta beneficios tanto a la empresa, como a las personas trabajadoras, como al medioambiente. Las actuaciones que se establecen en los planes pretenden optimizar la movilidad del personal de la empresa, favoreciendo el uso de transportes alternativos al vehículo privado y racionalizando el uso del coche. Como consecuencia se obtiene un incremento de la puntualidad de los trabajadores, disminución de los niveles de estrés o la posibilidad de compartir el tiempo de viaje, lo que mejora las relaciones entre compañeros.

Las medidas que se establezcan deben ser específicas para la empresa y estar bien dimensionadas. Para ello debe realizarse un diagnóstico inicial de las rutas más frecuentadas por los trabajadores, así como de la oferta de transporte existente. Con estos datos pueden establecerse propuestas de medidas y objetivos a conseguir, que una vez aprobados, se implantan bajo seguimiento para asegurar el éxito. Algunas de las medidas más idóneas suelen ser la disposición de un bus lanzadera desde las paradas de transporte público más cercanas, la desviación de las rutas de autobuses públicos hasta el centro de trabajo, o la promoción del vehículo compartido y de la bicicleta.

Según el artículo 103 de la ley 2/2011 de 4 Marzo de Economía Sostenible, las administraciones competentes fomentarán el desarrollo de planes de transporte de empresas, con vistas a reducir el uso del automóvil y promover modos menos contaminantes en los desplazamientos de los trabajadores. Estos planes de transporte se tratarán en el marco del diálogo social, y tendrán carácter voluntario para las empresas. Los planes de transporte en empresas respetarán las previsiones de los Planes de Movilidad Sostenible que hayan sido aprobados en su ámbito territorial, como es el caso de algunas comunidades autónomas que ya disponen de legislación al respecto de obligado cumplimiento para ciertas organizaciones.

Las empresas que por obligación o voluntariamente se adhieran a un plan de movilidad sostenible, obtendrán además una mejora de la imagen de la empresa por su compromiso social y ambiental, destacando en este sentido, por encima de la competencia y consiguiendo una mayor aceptación por parte de la sociedad y del público en general.